Londres – El primer ministro británico, Boris Johnson, debilitado por el escándalo de las fiestas del Gobierno durante el confinamiento duro contra el covid-19, conocido como “Party-gate” (“Fiestagate”) sufrió ayer un severo revés cuando se reveló que entre 20 y 30 diputados de su Partido Conservador se reunieron para poner fin a su permanencia en el cargo.
“Usted y el Partido Conservador se han mostrado incapaces de mostrar el liderazgo y el Gobierno que este país se merece”, dijo el legislador, en un mensaje leído por otro parlamentario.
“Usted y el Partido Conservador se han mostrado incapaces de mostrar el liderazgo y el Gobierno que este país se merece”, dijo el legislador, en un mensaje leído por otro parlamentario.
El líder laborista, Keir Starmer, mostró al nuevo diputado en la bancada de su partido y acusó al primer ministro de “defender lo indefendible”.
Contra las cuerdas y tras haber multiplicado las disculpas y haberse mostrado apenado en televisión en los últimos días, el líder conservador se mostró muy combativo ayer en la Cámara de los Comunes.
Al choque
Durante la sesión parlamentaria, que incluyó de cinco llamados a que renuncie, rechazó esa posibilidad, defendió su política, atacó a la oposición y anunció también la eliminación de parte de las restricciones anticovid (ver nota aparte).
Johnson, de 57 años y en el poder desde 2019, está en el ojo del huracán tras las revelaciones de las fiestas organizadas en Downing Street cuando el Reino Unido vivía un estricto confinamiento impuesto por su propio Gobierno.
La prensa británica informó ayer de que unos veinte jóvenes diputados conservadores se reunieron el martes para hablar sobre una posible moción de confianza contra Boris Johnson.
Estos políticos piensan que tienen suficientes votos para lograr que deje el cargo, en lo que la prensa ya llama el “complot del pastel de cerdo”, haciendo referencia al “pork pie”, comida típica de la zona de uno de los conjurados.
Cálculos
Para lograr que Johnson deje la presidencia del Partido Conservador y en consecuencia salga también de Downing Street, se necesita al menos que 54 diputados conservadores envíen un correo al llamado “comité 1922” pidiendo una moción de confianza.
Por ahora, siete diputados admitieron que ya lo habían hecho. Según la prensa serían unos 30, pero la prensa británica se pregunta si lograrán llegar hasta los 54.
“Pienso que sí, pero es difícil decirlo”, dijo a la BBC uno de los diputados. Otro afirmó al Telegraph que “ha llegado la hora” del primer ministro.
Pero el Financial Times estima que hay mucha indecisión y que algunos diputados quieren esperar a las conclusiones de Sue Gray, una funcionaria que debe entregar un informe que determine si se incumplieron las normas en vigor.
Además de las fiestas durante el confinamiento, el primer ministro también se ve salpicado por acusaciones de favoritismo y además tiene que hacer frente a una grave crisis del poder adquisitivo de los ciudadanos. La inflación del Reino Unido llegó en diciembre a niveles desconocidos en los últimos 30 años.
La semana pasada, las excusas de Johnson ante el Parlamento, donde reconoció haber estado presente en una de las fiestas en mayo de 2020 afirmando que pensaba que eran reuniones de trabajo, no calmaron los ánimos.
Según la prensa local, Johnson prevé una serie de medidas populistas para intentar mantenerse a flote. Por ejemplo, su gobierno ha dicho que recurrirá al Ejército para bloquear las llegadas de migrantes desde el Canal de la Mancha y podría suprimir una tasa audiovisual que financia la BBC, dos temas sensibles para su electorado.