La corrida cambiaria y económica llegó para quedarse y Silvina Batakis está teniendo un bautismo de fuego al frente del Ministerio de Economía. Sin un plan económico (algo que nadie debería pedirle ya que tomó el cargo entre gallos y medianoche en medio de una crisis de gobernabilidad), el mejor escenario para La Griega es que el temporal pase lo antes posible con el menor costo para el nivel de actividad.
Pero el fogonazo inflacionario que deparó la salida irresponsable de Martín Guzmán y la traumática llegada de Batakis (una economista militante, lejos de los deseos del mercado y los empresarios que pedían un recambio de peso) llevará la inflación de julio a niveles insospechados. El economista y diputado nacional José Luis Espert cree que este mes el aumento de precios podría llegar a 10%.
Las remarcaciones de precios (en torno al 20% y 30% desde el fin de semana pasado), el faltante de productos, y el aviso explícito de los empresarios a Miguel Pesce de que liberen los dólares o habrá aumentos significativos en los alimentos, se transformó en el escenario de la Argentina actual. Los ejecutivos de la Copal, con Daniel Funes de Rioja a la cabeza, le transmitieron a Pesce lo que vendrá: “Si no nos dan los dólares para importar, los precios de los alimentos van a subir 15% de una sola vez”.