En un día febril, con empresarios, operadores, inversores e incluso ahorristas con el dedo en el “enter”, esperando tomar decisiones según se fueran conociendo los movimientos de la flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, la crisis financiera siguió entregando datos preocupantes y bien puede decirse que los problemas cruzaron la calle e impactaron todavía más en la economía real.

Sin tanto terremoto como los que hubo el lunes y el martes, las variables de las finanzas fueron negativas: los catorce dólares de Alberto volvieron a subir, los bonos cayeron más, el riesgo país trepó otras 114 unidades y llegó a otro récord post canje de 2.688 puntos básicos y las acciones argentinas también sintieron algunas heridas, sobre todo las que cotizan en la Bolsa de Nueva York.

Pero el problema principal del día ya no fue tanto lo ligado a los números fríos de las finanzas sino a la circulación sanguínea de la economía real: con la importación trabada, los mayoristas desconocían cuáles van a ser los precios de reposición, desaparecieron los precios de referencia y con eso los negocios minoristas no se animaron a vender con normalidad, porque no saben hasta dónde será la caída y si van a poder recuperar stock si salen a vender con precios actuales y, así, todo se paralizó.

EL ECONOMISTA

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