La muerte de un niño de 11 años que permanecía en un internado de élite en la ciudad de Lagos en Nigeria, conmociona a ese país, en tanto su familia asegura que fue envenenado por cinco de sus compañeros y denuncia un intento de encubrimiento de homicidio por parte del colegio.

Para la familia de Sylvester el estudiante fue obligado por sus compañeros a ingerir un líquido tóxico, y que éstos son encubiertos por el colegio.

Para la familia de Sylvester el estudiante fue obligado por sus compañeros a ingerir un líquido tóxico, y que éstos son encubiertos por el colegio.

En tanto, la institución afirma que no hubo tal encubrimiento y que coopera con los investigadores.

Por su parte, las autoridades locales cerraron el internado, frecuentado por niños de familias adineradas e influyentes, hasta nueva orden, y el presidente Muhamadu Buhari instó en un comunicado a la policía a “arrojar toda la luz” posible sobre la muerte del niño.

Según detalló la familia del niño a la agencia AFP, todo comenzó el pasado 22 de noviembre, cuando empleados del Dowen College de Lagos llamaron a los padres de Sylvester y les solicitaron que fueran a buscarlo, puesto que se había lesionado un tobillo la víspera durante un partido de fútbol.

Al principio, el niño reconoció haberse lastimado, pero a medida que su estado de salud empeoraba, camino a Warri su ciudad natal ubicada al sureste de Nigeria, tuvo que ser internado en un hospital y fue entonces que su familia comenzó a dudar.

Keyness Oromoni, hermano mayor de la víctima, contó que Sylvester “había sido víctima de bullying el mes anterior, siendo golpeado por compañeros que lo amenazaron con matarlo”.

Y, de acuerdo al testimonio de su familia, el 29 de noviembre, el día anterior a su muerte, finalmente reveló que cinco chicos habían entrado por la noche en su habitación, lo golpearon y obligaron a ingerir un líquido extraño.

El acoso escolar con resultado de muerte es relativamente frecuente en Nigeria, y los autores rara vez enfrentan a la justicia.

Según la prensa local, existen casos en que alumnos se adhieren -o son obligados a hacerlo– a sectas, llamadas “cultos” en Nigeria.

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