El resultado electoral sigue siendo motivo de análisis desde los dos principales frente políticos del país. A cuatro días de los comicios aún se discute quiénes son los grandes ganadores y perdedores tras un resultado que, lejos de la matemática, enfrenta una narrativa ciclotímica que, a su vez, muestra las diferentes pujas internas de las diversas agrupaciones que conforman la unidad del Frente de Todos y de Juntos.
Desde el interior bonaerense no están ajenos a lo sucedido pese a que, como deja claro un intendente del Frente de Todos, en diálogo con Ámbito, “muchas veces se nos excluya de la mesa de debate provincial por el simple hecho de no estar cerca de La Plata o por pertenecer a un distrito de menos de 50 mil habitantes”. La lectura es tan profunda como el mismo vasto territorio que los contiene.
“Perdimos la elección y corremos riesgo para 2023 si no modificamos la agenda”, le dice a este diario, sin vueltas, el senador bonaerense del Frente de Todos, Paco Durañona. Y agrega: “Más allá de ser una derrota geográfica, es una derrota cultural. Somos un movimiento que está abandonando la lógica fundamental del peronismo, que tiene que ver con una mirada nacional, para convertirnos en un espacio político altamente focalizado en el AMBA o en el Conurbano. El interior bonaerense representa el 14 por ciento del padrón del país, la suma de Córdoba con Santiago del Estero. No es un electorado para andar abandonándolo”.
El análisis del exintendente de San Antonio de Areco, que recibió el apoyo de varios dirigentes del interior responde a lo que expone el mapa post electoral que muestra cómo el Frente de Todos cayó en 109 de los 135 distritos bonaerenses en la elección para diputado nacional y que 24 de esos 26 triunfos los consiguió en el AMBA. Dejando solo dos distritos fuera de ese mapa: Monte Hermoso y Mar Chiquita.
Sobre esto mismo, el intendente de Laprida, Pablo Torres, opinó que “hay una conurbanización del peronismo que en el interior dificulta el diálogo con una clase media, de perfil más rural, incluso”.
Fórmulas
“Estamos repitiendo las fórmulas que nos llevaron a la derrota en 2015. No podemos encerrarnos en la fortaleza del Conurbano. No se puede seguir debatiendo entre pocos actores y a puertas cerradas”, sostiene Durañona. Y aclara que su mensaje llamó la atención de varios dirigentes entre ellos el diputado nacional Máximo Kirchner, que fue el primero en llamarlo para profundizar sobre esta mirada. “Es que Néstor llevó la impronta de los municipios. Y eso también explicó el triunfo con el 54 por ciento de Cristina en 2011”, añade.
Durañona viene promoviendo desde hace tiempo la importancia del arraigo “como un sentido a nuestra militancia y la elaboración de políticas para el mundo pospandemia”. Una fuerte apuesta al desarrollo municipal como parte de las nuevas formas en las que se elige vivir en el siglo XXI. En Argentina hay 2330 municipios. El 98 por ciento tiene menos de 100 mil habitantes, mientras que solo el 0.5% tiene más de un millón. Sobre esto deja claro su postura: “No podemos seguir gobernando para el 0.5%. El relanzamiento no depende de una gran movilización, ni de que tengamos una mayoría ajustada en el Senado bonaerense, sino de una agenda que nos encuentre. No puede ser que figuras del interior del país, de las provincias, no formen parte de la mesa de diseño como pasa con Coqui Capitanich, por ejemplo”.
Y cierra: “Nuestros adversarios empezaron siendo un partido vecinalista porteño y pasaron a tener un movimiento nacional. El peronismo debe liderar los nuevos cambios desde nuestra matriz”.