Mientras los mercados internacionales recibieron un durísimo dato inflacionario de EE.UU. (1,3% en junio y 9,1% anual, la variación más alta desde noviembre de 1981), todos creyeron que se venía la noche pero finalmente el día fue negativo aunque nada extraordinario. 

Y a nivel local la movida estuvo dominada por dos decisiones: mayores restricciones a las operaciones cambiarias y un dólar blue récord, con un salto contundente. Y a pesar de que la ministra Batakis pasó con éxito su primera licitación de deuda, los bonos no levantaron, el riesgo subió apenas y la Bolsa local sigue débil.

Con paro del campo en  Argentina, y con sindicatos y movimientos sociales poniéndose en la vereda de enfrente de Batakis, esperando que Cristina Kirchner abandone su silencio y se defina con claridad, el foco de los negocios financieros estuvo en el norte, ya que el fuerte incremento inflacionario de EE.UU. determina que la Reserva Federal podría pasar de una suba de 0,75 a 1 punto en su tasa corta antes de fin de mes, endureciendo las condiciones financieras de casi todo el planeta. Y, lo peor del caso, es que hay bancos de inversión que pronostican que el 9,1% anual de junio será superado, con chances de que se oriente al 12%, por lo que Jerome Powell debería convertirse en un Paul Volcker, que en 1981, cuando era titular de la Fed, hizo que la tasa a 10 años al 15,8% anual, cuando ahora se ubica algo por encima del 3%.

EL ECONOMISTA

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