Después de un setiembre dramático, octubre entregó ayer la segunda rueda consecutiva con alivio para los mercados financieros, pero en una suerte de enfermedad que fue denominada por algunos analistas como una verdadera locura bursátil, en la que hay gran rotación de papeles y volatilidad extrema, en la que raramente los inversores altamente especulativos hacen equilibrio en un alambre y festejan las malas noticias.
Después de los malos datos de la industria manufacturera norteamericana conocidos el lunes, el foco del movimiento de ayer tuvo que ver con una cifra eminentemente laboral: se conoció que en agosto se perdieron 1 millón de ofertas de empleo, ya que en julio se habían registrado en todo EE.UU. pedidos por 11,2 millones, en agosto ese número se redujo a 10,1 millones de puestos, la menor cantidad mensual desde julio de 2021.
Eso supone que las actuales tasas altas que colocó la Fed ya están provocando un freno en la economía y que posiblemente alcancen estas tasas para frenar la inflación. Y otro dato para la consola se conocerá el viernes, cuando los norteamericanos darán a conocer los datos de empleo del mes de setiembre y ese será otro mojón en el que se basarán los inversores altamente especulativos, para ver si siguen apostando a la suban en Wall Street, que ayer festejó de lo lindo.