Con despliegue de información muy puntillosa, los expertos en comercio exterior afirman que la Argentina ya tiene en funcionamiento 18 tipos de cambios diferentes y adelantan que tanto Sergio Massa como su viceministro Gabriel Rubinstein están trabajando en la creación del dólar número 19, para permitirle a través del nuevo sistema de importación a las pymes que necesiten insumos acceder a un dólar también beneficioso, que termine apagando aún más las reservas del Banco Central.

Al mismo tiempo, desde la presidencia Alberto Fernández empuja al ministro de Economía para que lance ayudas para los que están más desprotegidos, en un país en el que el Indec acaba de informar que en septiembre una familia de cuatro integrantes necesitó de $128.214 para no ser pobre. En la misma línea Pablo Moyano tuvo otra audiencia en Trabajo, donde no hubo acuerdo, se postergó todo para dentro de una semana, pero advirtió que si el tema no se acuerda podrían decretarse medidas de fuerza. Y, como siempre hace, culpó a los cinco empresarios vivos de siempre que no paran de remarcar (al tiempo que fustigó a algunos periodistas).

Particularmente, desde la cabeza de Cristina Kirchner, desde la Cámpora y desde casi todo el arco gremial culpan de la inflación a la remarcación excesiva que hacen los empresarios. Ninguno piensa en la escasez de oferta de productos y en la abundancia de pesos para comprar menos elementos en las góndolas. Y ayer, como movimiento inicial de una sequía que castigará fuerte a la inflación en el verano, ayer empezaron a llegar a las verdulerías productos con precios con subas de más del 40%, entre ellos las papas y, como botón de muestra un verdulero le dijo a sus clientes: “el kilo de morrón rojo ya está a $ 1.200, y prepárense porque con la sequía todo se va a ir todavía más arriba”. ¿Qué hará Moyano ante esto? ¿Cruzará los camiones en las puertas de los miles de quinteros?

EL ECONOMISTA

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