“Ustedes los argentinos son increíbles, se la pasaron con un acting de no sé cuántas horas para mostrar ante la población cómo discuten cambio chico en un toma y daca con el Presupuesto, pero de los números grandes, los que importan, prácticamente no hablaron. Como decía su astro más grande, el ‘Diego’, se les escapa la tortuga nuevamente con la deuda, no logran juntar reservas y el tango ‘Cuesta abajo’ será el que seguirán cantando”.

Con esa cruda descripción un operador de un banco extranjero detalló lo vivido ayer en Buenos Aires, al tiempo que dos grandes calificadoras norteamericanas volvieron a hacer duras advertencias sobre el pasivo en dólares que deberán enfrentar el Estado y también las empresas privadas a partir de 2023. En un comunicado oficial, la agencia Fitch Ratings rebajó las calificaciones de incumplimiento de emisor en moneda local y extranjera a largo plazo de Argentina de CCC a CCC-. Fitch dijo que la rebaja refleja “profundos desequilibrios macroeconómicos y una posición de liquidez externa altamente restringida” que se espera que socaven cada vez más la capacidad de pago del país a medida que aumenta el servicio de la deuda en moneda extranjera en los próximos años”.

Al mismo tiempo, después del cuarto canje de Obligaciones Negociables que se acaba de desarrollar, en general con pequeñas partes en pagos contado y casi todo en plazos cortos y muy caros, la calificadora Moodys Investors Service expresó su preocupación por la restricción del Banco Central de Argentina al acceso a moneda extranjera para compañías y empresas de servicios públicos hasta fines de 2023, en lugar de dejar que la restricción expire a fines de 2022 como estaba previsto. 

EL ECONOMISTA

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