Si bien los problemas estructurales siguen sin ser mejorados, los sucesivos parches que viene aplicando la dupla Massa-Rubinstein están logrando patear la crisis del corto plazo: acumulan todos los problemas para los meses previos a las PASO de agosto, sin que nadie explique todavía cómo se van a arreglar, pero entre el triunfo de ayer de Argentina con Polonia y la lluvia que por fin parece asomarse, el mercado argentino volvió a tener un buen día.
Esencialmente, hubo una baja en la cotización de los dólares libres, por lo que el principio de corrida fue aplacado gracias al dólar soja 2.0. La suma de reservas en el BCRA trajo tranquilidad, hubo más compra de bonos y el riesgo país bajó otras 101 unidades, hasta 2.230 puntos básicos, el menor nivel en más de cinco meses. Y las acciones locales lograron subir apenas, mucho menos que otras bolsas internacionales, pero finaliza con un noviembre espectacular, esencialmente para las empresas gasíferas como TGN, Cuyana y Camuzzi que lograron subir en el mes entre 45% y 50%, notable.
Esta buena foto que está logrando en este momento Argentina no se debe únicamente a los parches del equipo económico (que está logrando créditos internacionales para fortalecer aún más las reservas y negocia con el FMI para que libere pronto los DEG por US$ 5.900 millones, y poder seguir entubados a su tubo de oxígeno). El verdadero motivo de este impulso es que a nivel global el dólar internacional empezó a enfriarse, con los precios de las commodities actuando muy sostenidos, lo cual parte al mundo en dos: con buen momento para los productores de materias primas y una gran recesión en puerta para los que las consumen.