En un día histórico, totalmente atípico, con feriado nacional, parcial para los bancos, por lo que hubo media rueda de negocios (hasta las 12), los negocios con acciones fueron mínimos pero sus precios volvieron a subir de manera muy consistente, al tiempo que los dólares funcionaron enloquecidos: los que van al colchón o a las cajas fuertes subieron más y los que conectan con el exterior bajaron, porque muchos inversores traen divisas, para posicionarse en papeles exentos, y con eso reducir el pago del impuesto a los bienes personales.

Los condimentos del día fueron interminables. Cinco millones de personas en las calles. En la madrugada, ni bien llegaron los campeones del mundo, el titular de la AFA saludó al ministro del Interior Wado de Pedro, pero los jugadores pasaron de largo. Y durante el día, en un recorrido interminable, que finalizó con dos personas tirándose sobre el micro que llevaba a los jugadores el “Chiqui Tapia” dijo que la organización de seguridad fue la que no permitió que siguieran. Se subieron a helicópteros, que dieron vueltas sobre el Obelisco y volvieron al predio de la AFA.

Los intentos de la política por querer aprovechar el día llegaron con un “feriado nacional” decidido por decreto y a última hora, que varias provincias no respetaron. E incluso el gobernador de Tucumán Osvaldo Jaldo lo remató con una crítica: “nuestra provincia no adhiere al feriado, el país necesita trabajar y producir, no nos adherimos al asueto”. Y en la misma línea la Cámara de Comercio denunció que un feriado implica pérdidas millonarias. Y CAME, que aglutina a empresas más chicas, protestó más: “Obligan a las pymes a pagar por decreto $24.000 inesperados y ahora nos impiden trabajar por un feriado también por decreto”. Todo eso fue en el mismo día en el que el Indec dijo que para no ser indigente en un hogar de cuatro integrantes tienen que ingresar $64.012, por encima de lo que se paga de salario mínimo…

EL ECONOMISTA

Más noticias