En un día global con muchísima volatilidad, que se inició de arranque con Alemania anunciando que tuvo deflación en diciembre (sus precios bajaron 0,8% y su inflación anual cedió), el mundo se prepara -tal como adelantaron el FMI y el Banco Mundial- a un año en recesión (sobre todo en las economías grandes (Europa, China y EE.UU.) por lo que las materias primas dieron señales débiles, sobre todo las vinculadas a la energía, con una llamativa caída ayer mismo en el precio del gas y en el valor del petróleo.

Esta coyuntura que se profundiza cada vez más -con innumerables huelgas por ejemplo en Gran Bretaña- genera expectativas de menor actividad que comenzarán a llegar balances empresarios malos y a algunas empresas que parecían intocables comenzaron a recibir rebajas en sus calificaciones. Y por ejemplo ayer se derrumbó 12% la cotización de Tesla, se hundió 10% el precio de Petrobras e incluso resbaló casi 4% Apple, cuya participación en el índice S&P es muy amplia, y al moverse hacia abajo corrige toda la tendencia.

Así, se armó una primera rueda efectiva del año (ya que el lunes había tenido actividad parcial por feriados post fin de año) con bolsas en general débiles. Los inversores le temen recesión, esperan que puedan aparecer complicaciones colaterales. Y detrás de eso el dólar global recuperó: venía debilitándose durante los últimos dos meses pero ayer apuntó otra vez hacia arriba. Y en  Argentina en particular, el valor del dólar directamente pegó un salto. Los bonos argentinos en cambio operaron bien, con el riesgo país algo hacia la baja (achicó 60 unidades, hasta 2.153 puntos básicos). Pero con Wall Street anotando un descenso promedio del 0,4%, los ADR argentinis bajaron en bloque y la Bolsa de Buenos Aires se desplomó, con otro día muy malo en Brasil, país que se está devaluando y con el que tenemos alto déficit comercial.

EL ECONOMISTA

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