Dos hechos trascendentes fueron clave a lo largo de la semana pasada para todos los mercados. Por un lado se comprobó que la suba de tasas de la Fed empieza a afectar al empleo norteamericano. Y por otra parte, el segundo canje de deuda que realizó Massa limpió vencimientos hasta fines de marzo. Eso bajó la incertidumbre de corto plazo, de muy corto, con 80 días de duración.
Pero aún hay dos puentes complejos por saltar: con la difusión este jueves de los IPC de diciembre de EE.UU. y de Argentina, en el exterior dentro de 24 días la Fed anunciará cuánto más sube la tasa y durante cuánto tiempo y, a nivel local Massa tendrá que enfrentar dos licitaciones de deuda en pesos (el 18 y el 27 de enero) con un paredón de deuda solo de parte del Tesoro (sin contar el barril sin fondo de Leliq que adeuda el BCRA) por nada menos que $ 13 billones, que crecerán de manera desconocida, ya que el canje se hizo pagando tasas más altas o con títulos ajustables por inflación o por tipo de cambio.
Los datos de empleo y los números de ayuda por desempleo marcaron que el freno económico norteamericano empieza a sentirse. Pero será el dato de inflación de diciembre el que moverá el joystick del titular de la Fed, Jerome Powell. El consenso del mercado supone que el 1 de febrero seguramente anunciará un aumento de la tasa: en los extremos dos minorías dicen que la suba será de 25 o de 75 puntos básicos, pero el consenso cree que el incremento será de otro medio punto, por lo que la tasa corta de EE.UU. habrá llegado al 5% anual, un número que no se ve desde la crisis de 2008. El viernes la tasa a 1 año terminó a 4,7% anual, mostrando que la fiebre financiera ya está alta.