Varios expertos en finanzas que han seguido el mercado local desde hace años calificaron lo que está ocurriendo en estos días más o menos de la misma manera: “Estamos ante una verdadera paradoja, casi inexplicable, tenemos una corrida cambiaria, el peso se hunde pero los bonos y las acciones argentinas están experimentando una suba vertical, y con buen volumen operado”.

La interpretación se manifestó ayer, después de que el dólar blue alcanzara un valor récord histórico de $378 en la Ciudad de Buenos Aires ($384 en el interior), al tiempo que los bonos argentinos anotaron un salto superior al 4%, con el menor riesgo país en ocho meses, y con un aumento también del 4% en la Bolsa de Buenos Aires, también con buena cantidad de negocios, mientras el mundo bursátil se debate en zonas de duda.

De hecho, la Bolsa de Nueva York tuvo ayer cierre mixto (el Nasdaq subió 0,1%, pero el S&P bajó 0,2% y el Dow cayó 1,1%) con un clima hiperselectivo porque siguieron entrando balances trimestrales, con resultados diversos, y con cada vez más inversores globales convencidos de que buena parte del mundo va en este 2023 directo a una recesión, que por ahora no parece ser profunda, pero -como todo- hay que ver para creer.

EL ECONOMISTA

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