Mientras Argentina se desangra porque todo el mundo quiere sacarse los pesos de encima, a pesar de anunciarse por séptima vez consecutiva que ya ya ya llega el billete de $ 2000 con la imagen de Cecilia Grierson y Ramón Carrillo, el Gobierno logró ayer una rueda cambiaria con subas apenas leves en los dólares libres, pero entregando más reservas y tomando deuda en Leliq por $ 1,3 billones que son chupados de los depósitos que tiene la gente en los bancos.

Al mismo tiempo, gracias a persistentes compras realizadas por el Estado (con pesos crocantes, recién hechos, de parte del Banco Central para adquirir bonos en pesos, y con dólares desde el Tesoro para comprar bonos en dólares, de los que Massa ya gastó US$ 500 millones, de los US$ 1.000 millones que dijo que iba a usar), los títulos públicos lograron tener ayer una suba del 0,5% promedio por lo que el riesgo país bajó 26 unidades, hasta 1.795 puntos básicos, cerca del piso que se registra desde mayo de 2022.

Lejos de este valor sostén, mientras la Bolsa de Nueva York tuvo ayer un día en el que rotó como si fuera una calesita, la Bolsa de Buenos Aires y los ADR argentinos tuvieron otro día decepcionante: los papeles locales están perdiendo volumen y precio, al tiempo que los inversores locales duplicaron la compra de papeles extranjeros (Cedears), que es una forma indirecta de dolarizarse, en blanco, sin tener que recurrir al negro en el blue y evitando el “usted no está habilitado para operar” que muchos homebanking responden cuando se quieren comprar los blancos dólar MEP o contado con liquidación.

EL ECONOMISTA

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