Sin lugar a duras, el dato clave que comenzará a marcar el pulso de los mercados estará fijado el jueves cuando la Fed defina si efectivamente sube 25 puntos básicos la tasa corta, hasta 4,75% anual, tal como espera el consenso del mercado. Según las grandes consultoras, la tasa clave de los bonos de EE.UU. llegará a un pico de 5,1% anual hacia mediados de 2023 y luego, dependiendo de la recesión y desempleo, y la inflación, podrá darse una lenta descompresión, que se puede iniciar en el segundo semestre o en 2024.
Desde hace cuatro días los miembros de la Fed entraron en el denominado “período de silencio”, y hablarán primero el miércoles 1° de febrero cuando definan el nivel de la tasa, y las discusiones internas se conocerán dos semanas más adelante. Pero por lo que se sabe el debate dentro de la Reserva Federa es intenso, ya que hay muchos datos contradictorios. El índice de gastos de consumo personal (PCE) del Departamento de Comercio norteamericano, el indicador de inflación preferido de la Fed, dio una suba de 0,1% en diciembre y 5% anual (contra 5,5% anual de noviembre). Y la denominada inflación núcleo dio el mes pasado 0,3% (la menor variación desde octubre de 2021) y 4,4% interanual (contra 4,7% de noviembre).
Cumpliéndose con los objetivos de la Fed, la inflación va bajando desde el 9,1% de julio, el descenso hasta ahora fue de casi 3 puntos, pero los expertos aseguran que a partir de ahora será mucho más trabajoso llevarlo de 6,5% a 2% de inflación anual, que es el nivel crucero considerado como la Fed como la variación más saludable para la economía. Lo notable es que luego de haber subido la tasa corta de 0,5% a 4,5% el PIB de EE.UU. sigue mostrando que sigue firme: las consultoras esperaban que creciera 2,6% anual (diciembre contra diciembre) pero el resultado fue del 2,9%. Y a pesar de la ola de despidos en varias empresas, los pedidos de ayuda por desempleo bajaron: hubo 186.000 reclamos desde los 192.000 del dato anterior, lo cual refleja que el empleo se mantiene muy firme.