Con volatilidad extrema, casi todas las bolsas del mundo cerraron el viernes pasado a la baja, con los cierres en los peores precios del día, con los inversores pidiendo la hora, para que terminara una montaña rusa que se parecía cada vez más a un tren fantasma.

La composición de la tendencia de las cotizaciones obedeció a varios factores. Con una inflación global que baja, pero muy lentamente, los bancos centrales ajustaron un poco más el cinturón. La Fed subió su tasa corta en 25 puntos básicos, hasta 4,75% anual. El BCE subió su tasa corta en medio punto hasta 3% anual. Y el Banco de Inglaterra la subió en 50 puntos básicos, hasta el 4% anual.

Casi todas las tasas cortas de los principales bancos centrales del mundo están en máximos desde 2008, el año de la última gran crisis financiera global (provocada por la burbuja inmobiliaria y eclosionada por la quiebra de Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más grandes de EE.UU., que operaba desde 1850, tras 158 años de historia.

EL ECONOMISTA

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